Se es flamenco por gracia y misterio
del duende.
Las herencias y las elecciones se entraman
en los ritmos flamencos para luego
despeñarse en libertad.
Y ser...
Ser a través de la soleá,
de la alegría, o de esos tangos que
te agitanan y te llevan hasta la India,
sin que te olvides de la Alhambra y
de ese velero que espera en Cádiz
para hacerse contigo guajira en América.