Errantes
Segismundo Gitano
(Cantes de prisiones)


Manuel Reyes

Dedicado D. Antonio Arancón Ríos q.e.p.d


1.- Errante a Segismundo:

El azur de la mañana
abre las puertas del mundo,
las nuestras están cerradas.
En penas tan extremadas,
lo menor raya en lo absurdo,
comparar ayes que claman.
Tus muros tienen ventanas,
los míos, no,
Segismundo,
y es de sufrir la fama.

"¿Ay mísero de mí! ¿Y ay infelice!.."
"Apurar, cielos, pretendo"
con mi ferino lenguaje.
Que con harapos de ultraje
en calabozo con grillos,
Segismundo en el castillo,
yo en los muros de esta cárcel;
si Dios no le puede al sino
siendo su poder tan grande,
ser su siervo es desatino,
inútil el implorarle.
Tantas veces Te pedí
que escucharas mis plegarias,
que ya no tengo esperanza:
Mi barro renuncia al alma
que puso Tu Amor en mí.

"Yo estaba en un calaboso
y me metieron en otro más malo,
que allí no podía ni verme,
que los deítos de la mano".
(Anónimo)

Obligado a ser errante
sentenciado a ser cautivo,
amenazado a morir,
pues no puede convivir,
quien la aversió le conmina,
sólo por su piel cetrina.

Contradicción vergonzante:
Errante por perseguido,
perseguido por errante.
En tan difíciles trances
cuestió: prisión o morir,
Tú nunca acudiste a mí.
Mandaste el Hijo a morir
por redimir el pecado;
en mí no quedó extirpado
en lo que puedo advertir.
Si nunca acudiste a mí,
¡qué fe, por firme, por férrea,
no renegara de Ti?


2.- "Veintisinco calabosos
tiene la carsel de Utrera;
veinticuatro llevo andaos,
uno solito me quea".

(Anónimo)

"¿Ay mísero de mí..!"
"Apurar, cielos, pretendo".
Sufra el alma que Te busca
las espinas de mi carne."
El dolor hace enojarme,
y que el alma sometida,
padezca también la espina
de mis palabras procaces.

No me queda contrición,
ni por Amor ni por Cielo.
En constante desafuero,
dentro de mi corazón,
sólo me vibra el rencor,
en el odiar me consuelo,
que por renegar reniego
de mi humana condición.

"Me metieron en un calaboso
y yo le pregunté al carselero;
por qué ma-veis metío aquí,
¡Aay, ay, si yo soy un gitanito güeno!"


3.- "Veinticuatro calabosos;
de por vía la sentensia.
En el último me queo,
que ya me faltan las fuersas".


(PASA EL TIEMPO)

¡Señor! ¡Dios!
Mi vida se está acabando,
hálito ya no me queda,
pensamiento sin palabras,
del alma, sé que del alma,
el temor la desespera,
y me acucia a que resarza,
aquella ferina ensarta,
reniegos, rencor, que apartan
de la salvación prostrera.
Sumiso el cuerpo, acabando,
sabe que la muerte llega.
La muerte:... sueño finado,
que de sufrir me libera.
El Amor de nuevo en mí,
por Tu bondad, por Tu gracia,
me renueva la esperanza;
el alma me habla de Ti,
y yo le digo que sí al alma".

¡Adiós! calaboso oscuro,
ya no nesesito llaves.
Tú te quedas con la carne
que no atraviesa los muros.



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