Pilar Rioja
El duende inagotable
Por Maridel García
A Pilar Rioja un poeta le escribió palabras de danza y de luna. Puso en el verso la admiración que en su alma transterrada levantaban la majestad y el donaire de la bailarina.
Después vino la muerte y se llevó la voz enamorada de Luis Rius.
Pilar se quedó en la casa inmensa de su baile, en sus jardines de sombra y en su huerto de luz.
- ¿Qué se siente ser un clásico?
- No sé. Nunca lo había considerado. Lo único que pienso es que cada día hay que superarse más. Nunca llegamos. Hay que seguir investigando, practicando. Yo no me pienso como un clásico, sino como alguien que tiene que aprender, aprender y aprender.
La voz de Pilar Rioja es profunda. En su timbre hay algo de plata y algo de barro. Modo y aire de España y amabilidades de México se amalgaman sin discordia en su habla. Fiel a la planta de sus pies y fiel a la tierra: es humilde con majestad.
Lorca por mar y tierra
Las zapatillas de Pilar Rioja saben de mundo. Ha llevado las danzas de España a los escenarios de Moscú. Nueva York ha vibrado por tarantos y gemido por soleares. Pero no sólo las urbes magníficas y las manos que lucen brillantes aplaudieron a Pilar Rioja:
- También fuimos a pueblitos de México... para llegar a ellos no había ni siquiera carreteras.Poníamos una tarima y ahí bailaba para gente que no habíha visto nunca danza españ,ola. Y... qué público tan sensible, con qué calor atendían, con qué respeto... Aprendí mucho de ellos.
En Teorí y Juego del Duende, Federico García Lorca capturó el viento furioso que sacude el escenario flamenco. Luis Rius dictó una conferencia con ese tema y armó para Pilar un espectáculo en el que la danza y la palabra salían a la búsqueda del duende, ese “poder misterioso que todos sienten y ningún filóofo explica. Sobre Pilar Rioja, el ángel de la perfección agita sus alas y la musa susurra serenidad y armonía. Pero el duende acude, sed y fuente, al círculo de magia que traza la bailarina.
Cuando era niña...
Cuando era niña me soñaba bailando.
A veces, tenía sueños en los que alguien o algo me perseguía.
También jugaba al teatro. Y me presenté muchas veces en Torreón en funcioes de la Iglesia del Perpetuo Socorro. Después, los teatros. El Princesa y el Isauro Martínez. Desde muy chica hice funciones con Don Pedro Garfias. Y con un pianista muy bueno que acompañó a la Argentinita, Alejandro Vilalta. Luego, bailé en Saltillo, en Monterrey. Vine a la Ciudad de México, me fui a España, regresé...
Fragmentos de una entrevista publicada en el periódico Summa, el 15 de febrero de 1994.
Fotografía
De la portada del libro "Pilar Rioja", de Alberto Dallal
Un excelente texto de Carlos Ocampo : Pilar Rioja. El azogue de sus danzas lunares
Vamo' allá!