Pedir perdón
Juan Carlos García (El Abuelo Curro)
Después de casi cuarenta años de carrera he acumulado guitarras de todas clases.
Cada una tiene una historia.
Algunas han teminado vapuleadas llenas de rasguños y esquirlas y remiendos.
Todas de una forma u otra están guardadas en sus viejos estuches y en mi memoria.
Sola hay una que por extrañas razones siempre está aislada en un casi raído
estuche de cartón duro con las cerraduras oxidadas, como un viejo baúl que se niega a
juntarse con las Yamaha, Ovation, Godine, y otras, que sólo sirven por que están bien amplificadas.
La Sobrinos de Domingo Esteso se resiste a salir al aire y pasé media hora esta mañana
abriendo la maldita cerradura.
Se está poniendo morena con los años.
El ciprés y el abeto se estan yendo del marfil a la mistela y sus clavijas de madera son un reto
para mis dedos de viejo.
Un poco a regañadientes le puse cuerdas nuevas, brillantes y sonoras.
Ella todavía recuerda las torpes cuerdas de tripa que solo sonaban regular el primer día.
Como quien doma un potro, el duro clavijero de madera fué dándome la razón y una vez más
me sentí arrullado por la ternura de mi vieja amiga.
Apenas pesa, se pega al cuerpo como amante sin tregua y el cerdeo de su acorde cosquillea el bajo vientre
como pidiendo entrega.
Pasamos un buen rato juntos.
Su olor a yerba seca y tabaco antiguo tienen una huella
donde apoyo mi cara desde hace casi cincuenta años.
Mi sudor de mil noches mil teatros mil juergas
y a veces
a la vera de la cama,
en un hotel cualquiera,
en una noche quieta,
solos o con alguna que escucharnos quisiera.
La guardé, con la promesa de tenerla más cerca.
Le dije que las otras son sólo pasajeras,
que son para la rumba,
para sonar maderas,
que no hay intimidad,
hasta que otro modelo se ponga en vidriera.
Sé que me esta escuchando.
Es su voz la que hoy cuenta,
la que me recrimina,
la que me hace vibrar
cuando la abrazo cerca.
Hoy le pido perdón a mi guitarra vieja...
Cuánto daríamos los dos por vivir una juerga...
aunque sea una sola.
Luego lo que Dios quiera.
Los dos lo merecemos.
(EAC)