Errantes
Las Letras del Cante
Manuel Reyes
Dedicado a Isabel Guerrero
..."En la puerta del cante, la voz, el ayeo, era expresión pura.
La copla no había empezado todavía, el cante era sonido que nada relataba". "El ayeo es cante puro".(Luis Rosales) "Da igual lo que diga una copla, (Félix Grande) cuando esa copla duele". "...Lo que más importa es el 'grito'", "ese grito melancólico, desesperado; ...bellísimo y misericordioso ruido". "El pánico no ha cambiado desde el origen de la especie humana".
"El ayeo" -sigue diciendo- "fue luego bautizado con la palabra 'quejío, así con una letra menos". Pero "el cante se convierte en espectáculo que nace del dolor", y el 'quejío' necesita de la letra que lleve la voz, el grito; cortas estrofas que acompañen el 'ayeo' desgarrador para que el mundo sepa, parangonando a F. Grande, -que "el dolor fue tanto que lloraron tanto".
Ocurre, que la palabra es parsimoniosa y el 'grito' tiene prisa; que a la 'queja' le estorba el trámite silábico porque busca la interjección, el imponente ¡ay! que aúlla el infortunio insufrible; porque, en lo inminente, la palabra no puede compactarse y ser súbito para que el melisma árido, en clamor de cante, salga inmediato, 'jondo' y puro.
...La letra malparada es el llanto del Cante, fragmentada hasta lo ininteligible, transida de guturalidades, de onomatopeyas de dolor, deslabazada de asunciones...
La letra, necesaria al espectáculo del cante, no dice nada porque nada entendemos, a excepción del drama manifiesto que el 'grito' expresa.
La sinceridad del cante no puede quedar en el entredicho de una pronunciación reglamentada, el llanto es perfecto en sí, y en la voz adecuada es llanto mismo; ..."la tremenda siguirilla gitana", dice D. Antonio M. y A.
"Cuando yo me muera,
mira que te encargo:
que con la trensa de tu pelo negro,
ma'amarres las manos".
Palabras con cuerpo directas al mensaje de la vida y de la muerte infinita, y un encargo amoroso entrañado en todas las entrañas del cuerpo, sublimado en el espeluznante ruego: ..."con la trensa de tu pelo negro, ma'amarres las manos", "ma'amarres", así.
El lenguaje del cante ha de sufrir una pesada carga de humanidad; la palabra es burro de carga del dolor, burro que cojea de distorsiones frecuentes, diéresis de ahogo, sinalefas y apócopes espurios,... y nada sin embargo es espurio; porque la gramática aquí aplicable debe tener como resultante la comunicación insólita capaz de zarandear los ánimos más displiscentes, y en este punto, como en la poesía, no son preferibles muchos vocablos, sino, aquel que precisa la 'queja' en profundidad sin retórica, despiadadamente, al punto, que, por pañuelo de llanto emplea "los puños 'der' camisón".
Por las palabras que entrecomillamos: 'Er' loco, co'nosco', 'peasito' 'd'esta', 'güena', 'pa'que, 'mar paguito' (mal pago), 'por ve', 'er dinero'...; fácilmente se puede apreciar que hay determinadas sílabas que el cante tiene que modificar; consonantes, en casos, que merman el apresto, como la ele, las terminaciones en dad, en mente (caso del adverbio)...
El Cante no está, por la labor porque entiende que es aberración educar el llanto. También las terminaciones en ico, ito..., tan necesarias al 'quejío', y al recogimiento cuando el dolor se ha llorado.
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