A ti, Encarnación

María Luisa Lepine de Esperón





Encarnación argentina,
nombre de carne y de plata
nombre que suena a campanas,
y a fiesta de torería,
nombre que tiene el sabor
de la antigua raza hispana.


Oh, Encarnación argentina!
flor de la gitanería,
donde bailabas, dejabas
un reguero de luceros,
y un trinar de jilgueros
alzaban tus castañuelas
que acompa?aban tus danzas.

En tus bailes fulgía el oro
de las tardes de Sevilla,
cuando van los toreadores
a lucir su gallardía,
con sus trajes de colores,
de luces y pedrería
en los cosos españoles.

Oh, Encarnación encarnada
en mujer hecha de sol,
hiciste lo que quisiste
con tu ágil cuerpo español;
con tu baile te acercaste
hasta la casa de Dios.

-España perdió la hija
mas preciada de su raza;
el mundo perdió una maga
danzarina, la mas fina,
que con su arte peregrino
le quitaba los pesares
a todo el pueblo latino.

Se quebró tu cuerpo fino
como un vaso de cristal,
alla en la fría Nueva York.
Ahora la raza latina
viste de luto por ti,
y España prende un crespón
en su más alta montaña,
que hablará de su dolor
en el fondo de su entraña
porque se fue Encarnación.